lunes, 1 de enero de 2018

VIEJOS CACHARROS DE CUBA




HIMNO
a los viejos cacharros de Cuba  

Eloy Roy

Estaban
Desmantelados
Destartalados
Ruinosos
Descangallados
Completamente kaput
Destinados a chatarra
Condenados a la hoguera
Los viejos cacharros cubanos

Combatida
Por el Estado
La iniciativa privada
Prohibida
Desalentada
Perseguida
Solo el hambre
A los cubanos
Les quedaba

Fue entonces
Cuando algunos
Con menos que nada
En el vacío absoluto
Encerrados en un cajón
Sin aire
Sin puertas
Sin ventanas
Solo con sus manos
Con pedazos de metal
Con restos de punzones
Con trozos de hierro
Con guiñapos de aquí
Con fragmentos de allá
Encontrados arriba
Descubiertos abajo
Con loca imaginación
Con corazón
Con audacia
Con tesón
Con cooperación
Con ayuda mutua
Con gran decisión
Y
 Mucho humor
Con apenas sus manos
Quienes de mecánica
No sabían nada
O casi nada
Pero soñar sabían
Crear
Darse maña
Sabían
Desabollaron
Remendaron
Arreglaron
Restauraron
Resucitaron
Los viejos cacharros
Los viejos "tacots"
De su tierra cubana

Mírenlas
Sacar pecho
A esas antigüedades
Que se pavonean
Ahora
Por los bulevares de La Habana
Escúchenlas gritar
A todos los desencantados
De la vida:
"Estábamos muertas
Y
 Aquí nos tienen
Más hermosas
Más brillosas
Más elegantonas
Más finas que nunca
Nosotras
 Las “bellas americanas”
Como llaman ahora
A los antiguos cacharros que fuimos
Somos
En cuatro ruedas
Los MILAGROS
Que nadie esperaba"

Amigos, amigas
Crean en los milagros
No están lejos
No vienen de lejos
Sino de ustedes mismos
Porque en ustedes
Está EL milagro

Y ¿Dios, entonces?
Por las barbas de Lenin
De Castro
De todos los patriarcas
De todos los santos
De todas las religiones
Y de las anti-religiones
Dios está en ustedes
No está en otra parte
Vive en ustedes
Con ustedes
Por ustedes
Trabaja
Crea
Inventa la vida
Con vuestras propias
Manos

Con vuestro corazón
Y vuestras meninges
Fe de cacharros
Renacidos
Todo es milagro
Desde la noche de los tiempos
Así ha sido siempre
Y seguirá siendo
Por los siglos de los siglos
Y
 En la eternidad
Sin fin.

más sobre el tema:

LOS MILAGROS EXISTEN
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En la naturaleza domina la ley de la cooperación                                        y no la de la competencia. P.A. Cotnoir.

¿Se han fijado ustedes en los antiguos y bellos cacharros que se pavonean como reyes por las calles de Cuba? Hace algunos años estas maravillas eran dadas como pura chatarra.

Por falta de guita y por culpa del bloqueo comercial impuesto por los EEUU. era imposible conseguir repuestos para reparar esos autos que entregaban el alma uno tras otro y que eran  de origen estadounidense en un 99%. No había repuestos ni herramientas adecuadas, y menos aún expertos en mecánica. Hasta el combustible escaseaba. Para sobrevivir, la gente había tenido que aprender a desplazarse a pie y a usar bueyes como antes; por eso,  conservar los viejos autos con vida se había vuelto vital. Fue entonces cuando se produjo el milagro.

Todo comenzó con un hombre joven que la revolución había dejado desnudo como un gusano (como, por otra parte, a todos). De su abuelo había heredado un carro viejo que había sido descartado hacía años; de esa ruina nadie quería, ni siquiera el Estado... El hombre se arremangó, se frotó las manos, convocó a su imaginación, a las ideas, a la ayuda de los amigos y  compañeros de infortunio. Estrechando filas, enfrentaron el desafío  clandestinamente, desde luego, ya que, por no haber salido del bocho de los mandamás, esa actividad podía ser tildada de... contrarrevolucionaria.

Desde la nada armaron un sistema harto astuto. A diestra y siniestra rescataron repuestos rusos, alemanes, canadienses, azerbaiyaneses, jamaiquinos, haitianos, vaticanos… Los piratearon, los remodelaron, los copiaron, los multiplicaron, los pulieron. Fabricaron nuevas piezas a golpe de martillo y de otras herramientas creadas a partir de restos metálicos  sacados de centrales azucareras en desuso o de trenes abandonados. Les guiaba,  no el competir, sino el compartir. Ésa era la clave del milagro.

Una vez restauradas, esas viejas máquinas capitalistas siguieron siendo tan  contaminantes como antes, lo cual no impidió que se bautizaran con el envidiable título de “bellas americanas”. Y así van ahora surcando alegremente la Perla de las Antillas esos míticos autos súper cromados con entrañas "multiculturales". Deslumbran al mundo  con sus pelajes verde manzana, rojo fuego, azul cielo, amarillo como el sol, blanco como la nieve, negro, malva… Son un hechizo con sus nuevas mudas, brillantes como espejos, titilantes como estrellas.

Para quien tiene ojos para ver, los bellos cacharros (llamados “tacots” en Cuba) son la prueba más fehaciente de que los milagros existen. El automóvil, símbolo por excelencia del capitalismo triunfante, ha sido transformado en su opuesto, o sea en un símbolo, no del poder de  la Plata que todo lo compra y roba, ni del poder del Estado que también todo lo roba y todo lo programa y lo  impone desde arriba hasta la asfixia del pueblo, sino en el lindo símbolo  del esfuerzo social de individuos de la base que eligen con toda libertad compartir lo que saben, lo que tienen y lo que son para bien de todos y de cada uno(a).

Estos cacharros vueltos a la vida nos confirman por lo 
menos tres cosas que nos cuesta creer:

- que hay vida después de la vida...

- que el famoso milagro de la multiplicación de los panes, del que habla el evangelio, tiene bases en la realidad. 

- que lo de “la resurrección de la carne”  podría ser una idea menos descabellada de lo que se piensa.

Solidaridad social, cooperación, puesta en común, compartir... son la pasta de todo milagro digno de ese nombre. Con toda seguridad son el camino del porvenir, no solo de unos cuantos desahuciados, sino de la humanidad toda.

¡Viva Cuba!                                                     Eloy Roy

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